quinta-feira, 5 de março de 2009

n º 24 Uma nécropole descoberta em 1931.

No ano 1931, um médico santiaguês viajou até a Ilha para dar um passeio dominical. Durante o mesmo, segundo conta, tem notícia de que faz uns dias descobriu-se uma necrópole. Este é o relato da viagem publicado em El Compostelano.

DE LA ISLA DE AROSA

El Dr. Varela Santos de Santiago a quien debemos la información que sigue, de importancia tan extraordinaria para Galicia dice:

En mis excursiones domingueras, en que hago compatible el descanso a mi trabajo diario con adquirir conocimientos útiles para mi espíritu, hube de visitar la Isla de Arosa; lugar de ensueño, que a su belleza incomparable, une la ingenuidad y simpatía de sus habitantes, que viven encantados por no tener un solo representante de la autoridad, entre las 3.000 almas que en ella moran. Al decir de los cultos médicos de la Arosa, no recuerdan haber asistido a ningún, herido en riña, a pesar de que en locales en que se adora a Tersípcore, Cupido con Baco a veces, hacen juego de la Justicia.

Después de un corto paseo de 10 minutos sobre la ría de plata de Villagarcía, en un confortable vapor que dos veces diariamente rinde viaje a Santa Eugenia de Ribeira, arribamos a la riente Isla.

Una turba de niños que me rodea y que esperan siempre la llegada de algún viajero, nos dice con ademán misterioso que hay un lugar en la Isla que el visitarlo es un peligro ya que hace apenas 20 días, aparecieron sepulcros atiborrados de esqueletos y que en la noche, se escuchan ayes lastimeros, arrastrar de calabrotes, lúgubres cantos y sonar de cuernos agoreros.

El misterioso lugar que sospechamos nosotros iba a ofrecérsenos a nuestros sentidos en silencio, preñado de sombras, infecto de reptiles y con vegetación funeraria, apareció súbitamente después de un corto camino, armonioso de sonidos, deslumbrante de luz y cruzando al ritmo del rumor del viento y costa cercana, entonaban el sublime preludio del poema que esta generación ofrenda al infinito espacio, por el feliz hallazgo de los restos mortales de tal vez héroes guerreros, cautivos abandonados, náufragos de navíos extranjeros o vírgenes sacrificadas en honor de algún Zeus imaginario.

A cien metros de la costa frente a la embocadura del mar de Arosa, háyase el misterioso osario de un montículo de orientación Norte Sur, incrustado en suave pendiente que brusca al Este se trasforma y yergue en enorme macizo granítico tan alto, que toca al cielo. en su cima, gigantescos monolitos reposan agrupados de tal manera, que la imaginación traduce en su demente quimera, como mayestáticas esfinges, funerarias mámoas, totens terroríficos, cíclopeas moradas o astrales despojos de trágicas batallas.

Al Oeste, continuación del bloque volcánico ya domado por la línea, pinos olorosos, robles centenarios y ubérrimos maizales, ocultan al navegante el precioso relicario que manos de niño y garras de atleta lograron por su piedad, con noble esfuerzo fabricar.

Al Sur, hacia las moradas de los isleños, único camino que conduce al lugar sagrado, recios bajos muros siguen la ruta fúnebre construida con cantos esmaltados con policromos líquenes, y patinados por los monstruos del mar vecino le imprimen desde tiempo inmemorial.

-He ahí el lugar donde un indígena pocos días ha, buscando una piedra para construir su hogar, observó que las aguas invernales descarnando la tierra, pusieron al desnudo un losa que nunca sospechó que cobijaría el esqueleto de un hermano en el tiempo. Su sorpresa al removerla fue tan grande, que el relato por los isleños de tan extraña aparición, daría temas a poetas de tragedia para parir el Hamlet de Galicia.

Los sepulcros hasta ahora descubiertos son de una y dos cámaras y están como habitualmente de Oriente a Occidente. En las dos cámaras el esqueleto se encuentra en la inferior. Algunas están cubiertas de cerámica sus paredes y en otras sólo la parte donde descansa el cráneo. Cúbrelas una gran losa sin labrar.

En la cerámica hay signos que corresponden al alfabeto fenicio, celta, visigóticos, etc.

Los alrededores recuerdan antiguas fortalezas pertenecientes a edades prehistóricas.

Mientras tanto las autoridades competentes en las distintas disciplinas de la arqueología no digan la última palabra, sólo tendremos noticias de curiosos y aficionados acompañándole como siempre, el coro de las suspicacias de vagos, sonrisas de ignorantes, indiferencia de chamelistas e ironías de avispados.

En algunos departamentos de la Universidad compostelana se están haciendo análisis de distintos productos recogidos y dentro de unos días irá una Comisión al objeto de hacer medidas antropométricas.

El Compostelano, 23 11 1931

3 comentários:

Pedrote disse...

El Dr. Varela Santos de Santiago era mi bisabuelo. Me he alegrado mucho de leer este artículo en tu blog.

José Luís do Pico Orjais disse...

Como me alegro, Pedro.

José Luís do Pico Orjais disse...

Como me alegro, Pedro.